Espuma en la cerveza: el toque más especial

¿Todos recordamos a Ned Flanders tan enfadado que decidía servir a sus invitados una cerveza que era todo espuma? ¿No? ¿Solo los millenials? Oh, vaya… En cualquier caso, la espuma en la cerveza no siempre es apreciada, porque parece que se interpone entre tú y tu bebida favorita. Otras personas, en cambio, no conciben una cerveza sin esa coronita blanca que te mancha la nariz en los primeros sorbos cuando la caña de cerveza o la jarra rebosa.  

Te guste o no, ¿te has preguntado alguna vez por qué aparece la espuma en la cerveza, cómo se llama o si realmente es tan importante? Pues hoy vamos a sumergirnos en este mundo burbujeante y resolver todas tus dudas. 

¿Cómo se llama la espuma de la cerveza? 

Algo que tiene un nombre específico no puede ser irrelevante. Así que te diremos que, efectivamente, a la espuma de la cerveza se la conoce como giste. ¿No lo habías oído nunca? Tenemos que reconocer que no es una palabra de uso común, pero si eres un verdadero maestro cervecero, sabrás que aparece en la mayoría de los libros sobre cerveza y manuales de elaboración de cerveza. Lo que es más habitual es denominar la espuma en la cerveza como corona algo que, con total sinceridad, describe perfectamente su apariencia, ya que ese toque espumoso le da un aire casi majestuoso. 

Por qué se forma la espuma en la cerveza 

La espuma de la cerveza no es un accidente; es el resultado de un proceso natural en la elaboración de esta bebida. Cuando se produce la fermentación de la cerveza, las levaduras transforman los azúcares de la malta en alcohol y dióxido de carbono. Este último es el responsable de las burbujas y, por ende, de la espuma. 

Además, durante el proceso de elaboración, los ingredientes como la malta y el lúpulo juegan un papel crucial. Las proteínas de la malta se combinan con los ácidos del lúpulo y forman estructuras que "atrapan" el dióxido de carbono al servir la cerveza. Así es como se crea esa capa espumosa. 

Otro factor importante es cómo se sirve la cerveza. Si se vierte con rapidez o desde una mayor altura, se genera más agitación, lo que provoca que el gas disuelto se libere con mayor facilidad, creando más espuma. También influye la limpieza del vaso: cualquier residuo de grasa puede destruir las burbujas y arruinar la espuma. Todo esto son detalles a la hora de aprender cómo tirar una caña de cerveza a la perfección.

Cerveza con espuma ¿sí o no? 

Este es uno de los debates más antiguos entre los amantes de la cerveza. Hay quienes prefieren una cerveza sin espuma, lisa y directa, mientras que otros no conciben disfrutarla sin esa capa cremosa en la parte superior. Pero, dejando de lado las preferencias personales, ¿qué dicen los expertos? 

La espuma tiene un propósito muy importante: protege el sabor de la cerveza. Es algo así como el escudo del Capitán America así que si quieres puedes empezar a pensar en ella también como en “escudo”. El caso es que la espuma en la cerveza crea una barrera entre el líquido y el aire que reduce la oxidación, uno de los principales enemigos del sabor y el aroma de la cerveza. Además, muchos de los compuestos aromáticos de la cerveza están atrapados en las burbujas, lo que significa que gran parte de la experiencia sensorial de beber una cerveza pasa por la espuma. 

Por otro lado, hay tipos de cerveza donde la espuma es prácticamente un sello de identidad. Las cervezas belgas, como la tripel o la witbier, son conocidas por su espuma abundante y persistente. En cambio, otras como las lager suelen tener una espuma más ligera y efímera. La clave está en disfrutar la cerveza como fue pensada por el maestro cervecero. 

Cómo servir cerveza de barril sin espuma 

Aunque la espuma tiene su encanto y función, hay ocasiones en las que se busca reducirla, sobre todo cuando se sirve cerveza de barril. Ya sea porque el cliente lo pide o porque quieres llenar un vaso al máximo, servir una cerveza sin demasiada espuma requiere un poco de técnica. 

  1. Inclina el vaso: Sostén el vaso en un ángulo de 45 grados mientras comienzas a servir la cerveza. Esto reduce el impacto del líquido contra el fondo del vaso, minimizando la formación de burbujas. 
  1. Ajusta la presión: Si estás utilizando un sistema de barril, asegúrate de que la presión del gas esté correctamente regulada. Una presión demasiado alta generará más espuma de la necesaria. 
  1. Vierte despacio: Una vez que el vaso esté medio lleno, enderézalo y continúa vertiendo lentamente. Así evitarás que el exceso de espuma rebalse. 
  1. Utiliza un grifo limpio: Cualquier residuo en el grifo puede interferir en la calidad del servicio y aumentar la espuma. Asegúrate de que todo esté en perfecto estado antes de empezar. 

Aunque eliminar completamente la espuma puede no ser ideal desde el punto de vista del sabor, estas técnicas te ayudarán a controlar la cantidad de espuma y ajustarla según tus necesidades. 

Como ves, la espuma en la cerveza no solo tiene un nombre, sino una función y una razón de ser. Esperamos que, si eres de esas personas que prefiere cuanta menos espuma mejor, hayas aprendido a apreciarla un poco más. Y si antes ya te encantaba, ahora tienes aún más razones para disfrutar de su cremosidad.

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